Issey Miyake reinventa la manera en que el agua interactúa con los elementos puros y naturales.
El resultado es una fragancia vibrante y rica en contrastes que explora la interacción entre la fluidez y la frescura del agua, y las potentes notas de vétiver. Una oda a la masculinidad eterna que provoca una adicción al instante.
Notas de fondo: Esclarea y notas acuosas.
Notas de corazón: Vetiver de Haití.
Notas de salida: Jengibre.
Sus notas están compuestas por:
Jengibre: El jengibre aporta un refrescante toque picante a la fragancia.
Salvia Esclarea: Las cálidas notas de la salvia esclarea aportan intensidad y notas amaderadas para una estela aún más tentadora.
Vétiver: La firma amaderada de la fragancia se calienta con unas notas ahumadas y potentes de raíz de vetiver.